“Te exaltaré, mi Dios y Rey, y alabaré tu nombre por siempre y para siempre.
Te alabaré todos los días; sí, te alabaré por siempre. ¡Grande es el SEÑOR! ¡El más digno de alabanza! Nadie puede medir su grandeza. Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos y que proclame tu poder. Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor, y en tus maravillosos milagros. Tus obras imponentes estarán en boca de todos; proclamaré tu grandeza. Todos contarán la historia de tu maravillosa bondad; cantarán de alegría acerca de tu justicia.”
En todas las circunstancias de la vida, es una virtud de extraordinaria importancia el adorar a nuestro Dios:
Porque la grandeza de Dios es innegable.
Porque Dios es grande en misericordia.
Porque es un Dios perdonador.
Porque es un Dios bueno para con todos.
Porque Dios es un Rey sin igual.
Porque Dios es el Rey de los santos.
Porque Dios es Rey de los siglos.
Porque Dios es el Rey de gloria.
Porque Dios es ayudador de los que caen.
Porque Dios es el Guardador de todos los que le aman.
Hoy es el día!!! Nuestro Dios es digno de suprema alabanza. Todos digamos ¡Cada día te alabaré!
Dios les bendiga abundantemente.
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