Salmos 42:8 (NVI)
“Pero cada día el SEÑOR derrama su amor inagotable sobre mí, y todas las noches entono sus cánticos y oro a Dios, quien me da vida.”
Siempre hay que estar agradecidos con el Señor. Se nos hace tan normal el despertarnos día a día, que no nos detenemos un momento a mirar a través de la ventana y ver que este día el Señor lo hizo especialmente para nosotros.
Cuántas veces le damos gracias a Dios por el aire que respiramos, cuántas veces le damos gracias a Dios por el sol que sale cada día, cuántas veces le damos gracias a Dios por el canto de los pájaros, cuántas veces le damos gracias a Dios porque nuestro cuerpo puede sentir frío o calor, cuántas veces le damos gracias a Dios porque estamos vivos.
Por un momento hagamos a un lado la adversidad que nos aqueja, sea cual sea, y de demos gracias al Señor nuestro Dios porque por su misericordia que es nueva cada día seguimos en este mundo, pidamos al Señor nos guíe cada día, pidamos al Señor nos haga personas agradables a ÉL.
¡Alabemos a nuestro Padre Eterno! ¡Demos gloria y honra a nuestro Dios!
Derramemos nuestro corazón delante de ÉL. Este es el día que hizo el Señor. Su Espíritu Santo esta en medio de nosotros.
Hoy es día de alabar a Dios.
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