“¡Aleluya!
Cantad al SEÑOR un cántico nuevo: su alabanza en la congregación de los santos. Alégrese Israel en su Creador; regocíjense los hijos de Sion en su Rey.
Alaben su nombre con danza; cántenle alabanza con pandero y lira.
Porque el SEÑOR se deleita en su pueblo; adornará de salvación a los afligidos. Regocíjense de gloria los santos; canten con gozo sobre sus camas. Sean los loores de Dios en su boca, y una espada de dos filos en su mano, para ejecutar venganza en las naciones, y castigo en los pueblos; para atar a sus reyes con cadenas, y a sus nobles con grillos de hierro; para ejecutar en ellos el juicio decretado: esto es gloria para todos sus santos.
¡Aleluya!”
Sin duda alguna todas las obras de Dios eran convocadas para alabarle; pero en este Salmo se convoca, de manera especial, al pueblo de Israel para que alabe a Dios con un cántico nuevo en la congregación de los santos. Esta alabanza ha de ir acompañada de gozo y alegría que han de manifestarse al exterior con música y danzas.
Gran parte del poder de la piedad en el corazón depende de poner en Dios la fuente de nuestro gozo y regocijo. El salmista exhorta a los israelitas a que alaben a Dios y pueden ahora retirarse tranquilos, pues han sido vencidos sus enemigos.
Hoy es el día del Señor nuestro Dios. Vayamos con júbilo a adorarle y alabarle!!!
Feliz domingo.
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