El Señor pelea por nosotros.

>
Deuteronomio 20:1-4 (NTV)

“Cuando salgas a luchar contra tus enemigos y te enfrentes con caballos y carros de guerra y con un ejército más numeroso que el tuyo, no tengas miedo. ¡El SEÑOR tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, está contigo! Cuando te prepares para una batalla, el sacerdote saldrá a hablarle a las tropas y les dirá: “¡Préstenme atención, hombres de Israel! ¡No tengan miedo cuando salgan hoy a pelear contra sus enemigos! No se desanimen ni se asusten, ni tiemblen frente a ellos. ¡Pues el SEÑOR su Dios va con ustedes! ¡Él peleará por ustedes contra sus enemigos y les dará la victoria!”.”

¡Tremenda Palabra!

Que levante la mano: ¿Quién está pasando por una lucha en estos momentos? ¿Cuántos enemigos se han levantado en contra de nuestras vidas? ¿Cuántos enemigos se han levantado en contra de nuestra salud? ¿Cuántos enemigos se han levantado en contra de nuestras familias?

Yo creo que si muchos de nosotros nos ponemos a contar todas aquellas luchas por las que estamos atravesando nos llevaríamos un buen rato, pero lo grave no es reconocer que estamos en lucha, lo grave es que muchas veces nos resulta mas cómodo quedarnos con lo que nos queja, que emprender la batalla; o lo que es peor, emprendemos la batalla pero en nuestras fuerzas, solos, sin Dios nuestro Señor.

Veamos la Palabra que DIOS nos entrega el día de hoy: Dios nos dice que ÉL está con nosotros y que ÉL va a pelear nuestra batalla y, aun mas, con Dios ya tenemos la victoria.

¿Realmente nos ha quedado claro que tenemos un Dios grande?

¿Realmente nos ha quedado claro que tenemos un Dios poderoso?

¿Realmente nos ha quedado claro que tenemos un Dios de amor?

“Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.” Hebreos 11:1 (NVI)

Dios es tan infinitamente hermoso, que sabiendo que pasaríamos por situaciones adversas, nos dice que ya nos dio la salida. ¿Cuántos decimos Amén a esto?

¡No desmayemos! ¡No desmayemos! Nuestro Dios de poder y victoria está con nosotros.   ¡Aferrémonos al trono de la gracia que es nuestro Señor Jesucristo y no le soltemos!

“tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos, y dejas en vergüenza a nuestros adversarios.”  Salmos 44:7 (NVI)

Pidamos a Dios que nuestros ojos espirituales sean abiertos para poder ver todo ese ejército de ángeles que el Señor está levantando en favor de nosotros. Y oremos para que nuestra carne no decaiga y podamos permanecer firmes hasta que Dios nos haya dado la victoria.

“Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana. Con Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!” Salmos 60:11-12 (NVI)

Busquemos de manera insistente la presencia de Dios y sus bendiciones, no desistamos hasta recibir la bendición de Dios.  Clamemos y reclamemos sus promesas, seamos como esos niños que no dejan de molestar a sus padres hasta conseguir lo que quieren, sabiendo que después de tanto insistir vamos a conseguir lo deseado.

Cuando oramos no es para que Dios haga lo que nosotros queremos, si no para que se haga la buena y perfecta voluntad de Dios, creyendo que todo lo que ÉL haga es lo mejor. Si leemos bien, Dios nos dice que nos da la victoria, y solo ÉL sabe de qué manera lo va hacer.

Oremos para llenarnos de paz, fortalecer nuestra fe  y descansar en su Verdad.

«¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!»  1 Corintios 15:57 (NVI)

Dios les conceda la victoria todos los días de su vida.

Erika

Recibe gratis en tu e-mail las reflexiones de El Principio.