“En seguida obligó a sus discípulos a subir en la barca para ir delante de él a Betsaida, en la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Y habiéndose despedido de ellos, se fue al monte a orar. Al caer la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. Viendo que ellos se fatigaban remando, porque el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche, él fue a ellos caminando sobre el mar, y quería pasarlos de largo. Pero cuando ellos vieron que él caminaba sobre el mar, pensaron que era un fantasma y clamaron a gritos; porque todos le vieron y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos y les dijo: «¡Tened ánimo! ¡Yo soy! ¡No temáis!» Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento. Ellos estaban sumamente perplejos, pues aún no habían comprendido lo de los panes; más bien, sus corazones estaban endurecidos.”
Es interesante aprender que a pesar de los asombrosos milagros hechos por Jesús, y de los que fueron testigos sus discípulos, sus corazones nunca cambiaron. Así como el pueblo de Israel vio de cerca las manifestaciones de Dios por Su gran amor hacia ellos y no alcanzaron el cambio total de sus corazones, estas personas teniendo de cerca a Jesús no cedieron ni entregaron sus vidas a ÉL, si no hasta que resucitó. Así es, realmente fue en ese momento cuando cambió su corazón respecto de nuestro Señor Jesucristo.
La gente hoy tiene muchas expectativas de milagros y eso es bueno; lo curioso es que aquellos que llevamos un poco de tiempo conociéndole, somos muchas veces a quienes se nos endurece más fácilmente el corazón.
Estudiando minuciosamente las enseñanzas de la Palabra de Dios, podemos identificar ciertos detalles que nos conducen a discernir claramente en el por qué de las diferentes actitudes de Jesús. Por ejemplo, hablando de las tormentas por las que ÉL tuvo que pasar en medio del mar, nos encontramos muchas enseñanzas.
El relato de la tormenta que se produjo durante Su viaje hacia la tierra de los gadarenos por ejemplo, nos revela que en aquella ocasión se encontraba dentro de la barca, y reprendió la tormenta que le impedía llegar a la tierra para darle libertad al endemoniado. Sin embargo, en la Palabra de hoy resulta ser diferente por varios aspectos:
Sus discípulos se encontraban en la barca en medio de la tormenta y Jesús viene en camino; pero cuando esto sucede, ellos se atemorizan en gran manera y lo confunden con un fantasma.
¿Cómo puedes saber si una persona está perturbada emocional y espiritualmente?
Cuando la solución le asusta más que el problema.
Al venir Jesús hacia ellos, sus discípulos quitaron su total atención del peligro y fijaron su atención en la solución, pero a su vez se atemorizaron más que lo que estaban enfrentando; esto sucede porque se requiere un nivel más alto de fe que el que jamás habíamos conocido, y llegamos a preferir el problema que la inusual solución que viene en camino. Esto es, nos falta fe.
Otro aspecto interesante es que el Señor Jesús le pide a Sus discípulos que suban a la barca y los envía al mar, pero ÉL se queda en tierra orando. La Biblia hace énfasis en la actitud de Jesús cuando ellos estaban en medio del mar, Él los “…vio remar con fatiga…” Cuando somos hijos de Dios, empezamos a obedecerle aún sin saber por qué nos impulsa a tomar ciertas decisiones, con las que más adelante nos vemos involucrados en problemas; y finalmente a veces parece ser que Dios no nos ve. Es importante que sepamos que no importa qué tan fuerte esté siendo la tormenta que atravesamos ahora, nosotros nunca estaremos tan lejos de la mirada de Jesús. Él nunca nos enviará a una misión en la que la distancia le impida ver lo que pasa en nuestra vida. Vio a Sus discípulos remar con fatiga, como hoy mira nuestras luchas y el trabajo que hacemos sin que algo ocurra; pareciera que nada cambia y que no tiene sentido seguir remando, pero ÉL jamás ha quitado Su mirada de cada uno de nosotros.
No olvidemos que se les acercó de manera inusual, caminando sobre las aguas. Es por ello que la solución a nuestros problemas viene en camino de la manera en que menos esperamos. ÉL usará personas que jamás imaginamos que podrían ayudarnos, comenzaremos a ver a un Padre actuando de manera que jamás habíamos visto, y aquel problema llegará a ser en el momento preciso, el precedente para un testimonio sobrenatural.
Otro detalle impactante de esta historia, es que Jesús al verlos desde lejos quería adelantárseles. Así es. Jesús quería pasar delante de Sus discípulos para mostrarles y recordarles todo lo que ÉL había hecho para que así no tuvieran más temor. Si hoy hay personas con demasiada fatiga, es porque no han entendido que de lo poco Dios puede hacer mucho; por ello se explica que en ese momento los discípulos habían olvidado el milagro que Jesús había hecho minutos antes al multiplicar los peces y los panes.
¿Por qué no recordamos cada necesidad que Dios ha suplido en nosotros? ¿Creemos que el Dios a quien servimos no puede sorprendernos hoy como lo ha hecho ya varias veces?
Jesucristo ha visto nuestra fatiga y está muy cerca de nosotros, por ello y basado en los milagros que hemos vivido de Su mano, nunca olvidemos que Su ayuda viene en camino, pero de una manera inusual; hoy nuestro Maestro viene sobre las aguas en nuestro auxilio. Levantemos nuestra mirada a los problemas y fijémosla en ÉL.
Dios les guarde
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