Isaías 43:18-20 (NVI)
“«Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados.”
Dios tiene cosas nuevas y grandes para nuestra vida y no quiere vernos como personas conformistas sino personas emprendedoras que conquistemos nuevos desafíos día con día.
No nos conformemos con los logros ni tampoco nos lamentemos por los fracasos del pasado. El pasado ya quedó atrás, es tiempo que abramos nuestros ojos y miremos hacia adelante. Si estamos en Cristo, somos nuevas criaturas y las cosas viejas pasaron. Dios nos quiere llevar a un nuevo nivel, porque las cosas que Dios promete las cumple, pero para eso necesitamos vivir una vida agradable delante de ÉL. Pequeño detalle no?
Agradar a Dios implica empezar un proceso de cambio, dejar los hábitos que no agradaban a Dios y empezar una nueva vida. Dios tiene muchas cosas nuevas para nosotros pero no las podremos recibir y disfrutar hasta que no desechemos lo viejo y nuestro pasado. El Señor es nuestro proveedor, no nos lamentemos ni abrasemos viejos sentimentalismos por cosas que no llegaron en el pasado, no guardemos sentimientos por nada ni por nadie del pasado.
¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar qué cosas tenemos guardadas en nuestra mente y en nuestro corazón que no nos permiten renovar nuestra mente?
Dejemos de vivir las carencias y tropiezos del pasado y empecemos a confiar en Dios, porque cuando aprendemos a confiar en ÉL veremos Su mano sobrenatural sobre nosotros.
El anhelo de Dios es que seamos prosperados, que tengamos salud, que nuestra alma esté llena de optimismo y fortaleza fundamentada en Dios, no podemos guardar cosas del pasado ni en lo material ni en lo espiritual. En nuestro corazón solo hay espacio para una cosa: el pasado o lo nuevo, nosotros decidimos cuál de los dos tomará ese lugar.
Dios se goza cuando permitimos que ÉL pueda sembrar sus sueños en nuestro corazón. Los caminos de Dios no son nuestros caminos, por ello necesitamos renunciar a nuestro camino para empezar a andar por el camino de Dios y así ÉL podrá guiarnos hacia nuestro destino.
Debemos enfocar toda nuestra energía en desarrollar ese ser maravilloso que somos. Tenemos que valorarnos y entender quienes somos, porque sino nunca cumpliremos el propósito que Dios tiene para nosotros. Nunca olvidemos que somos hijos de Dios y eso nos hace personas importantes.
Como hombre debemos ser maravillosos con nuestra esposa, tenemos que demostrarle nuestro amor con palabras pero también con hechos, hacerla sentir la mujer más especial del universo, seamos detallistas con ella, igualmente con nuestros hijos, no esperemos fechas especiales para tener un detalle con nuestra pareja o con nuestros hijos, sorprendámoslos cuando menos se lo esperen.
Igualmente ustedes mujeres, como esposas es su deber hacer sentir bien a su esposo, sean especiales con él, háganle detalles especiales, no reciban a su esposo con quejas y problemas, sea excelente como mamá, como esposa y como mujer, ame a sus hijos y bríndeles todo su cariño, que sientan su mano como disciplina pero también la puedan sentir como cariño y refugio. Como pareja disfrutémonos el uno al otro, renovemos nuestra relación, la comunicación es importante, como pareja es indispensable tener momentos de intimidad, pero también es importante tener momentos donde podamos hablar el uno con el otro, siempre en la medida de lo posible con un lenguaje romántico.
Evitemos gente incorrecta, negativa y mediocre, porque esa gente nos contamina y nos desanima. No dejemos llenar nuestra cabeza de basura por causa de murmuraciones y malos comentarios. ¿Con quién nos relacionamos? Pidámosle a Dios que saque toda persona incorrecta de nuestro camino y que solamente nos permita estar con gente que pueda agregarle valor a nuestra vida, relacionémonos con gente de visión, con gente conquistadora, con gente que tiene sueños y que luchan por sus sueños.
Si Dios nos ha dado la oportunidad de vivir, entonces vivamos con intensidad. No malgastemos el tiempo, aprendamos a invertirlo correctamente.
Debemos bendecir cada mañana, bendecir nuestra familia, bendecir nuestro trabajo, nuestra empresa; si no tenemos empleo creamos que Dios lo proveerá. Leamos la Palabra, siempre algo nuevo nos quiere revelar el Señor, aprovechemos el poco tiempo que tengamos para disfrutar.
La vida es muy corta y tenemos que aprovecharla al máximo antes que se acabe y tengamos que arrepentirnos de no haberla aprovechado antes; valoremos lo que tenemos, vivamos intensamente, disfrutemos lo que tenemos, tal vez hayan momentos difíciles, pero son solo momentos, porque Dios se manifiesta en medio de la necesidad.
Dios les bendiga grandemente.
Recibe gratis en tu e-mail las reflexiones de El Principio.