No te afanes

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Filipenses 4:6-7 (RV60)

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,  con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

Si somos honestos con nosotros mismos, nos daremos cuenta que pasamos demasiado tiempo preocupándonos por el futuro, ya sea por causa de nuestro pasado, o bien, porque no estamos satisfechos con nuestro presente. Entonces empiezan a dominar en nuestro pensamiento los fracasos del pasado o los miedos del futuro, y eso nos lleva a vivir nuestro presente en ansiedad, nos lleva a vivir nuestro presente en afán.

Quienes padecemos alguna enfermedad solemos afanarnos tanto por obtener nuestra sanidad que terminamos dándole un lugar de preeminencia o privilegio a la propia enfermedad que a nuestro maravillosos Dios.  O en tratándose de cualquier problema, siempre solemos afanarnos más en el problema en sí y la solución del mismo, que en darle primeramente su lugar a Dios nuestro Señor.

Y en los temas de dinero, uf!!! Cuanto afán hay en nosotros.  Nos afanamos para obtener dinero a como de lugar para poder pagar la renta del mes, poder pagar las colegiaturas o uniformes de nuestros hijos, poder dar el enganche  de ese coche que nos gusta, poder comprar esos zapatos o bolsa que están de moda; o bien, cuando nos afanamos queriendo estudiar o trabajar en algo que va más allá de nuestras capacidades, aptitudes o posibilidades actuales; o cuando nos afanamos queriendo tener novio o novia cuando todavía no tenemos edad para ello; o cuando nos afanamos queriendo vivir como viven los demás, etc..,

De ninguna manera trato de decir que no trabajemos o no accionemos por aquello que necesitamos o deseamos, para nada.  Quienes somos cabeza de familia estamos obligados a ello, no es opcional, y como hijos de Dios estamos para vivir bendecidos de manera sobreabundante.  Es una promesa de Dios para Sus hijos. Pero ojo, no podemos permitir que tales trabajos o acciones que hagamos releguen a Dios al final de la fila. No.

Cuando nos afanamos en algo lo que realmente estamos haciendo es eso, relegar a Dios a un segundo plano.  Así es, como lo lee. Los afanes son competencia de Dios, y no porque dicho afán sea más grande o igual que Dios para competir con ÉL, de ninguna manera, sino porque nosotros equivocadamente le damos mayor importancia o una mayor dimensión a eso que nos preocupa, que a nuestro poderoso Dios.

Se nos olvida que Dios nuestro Señor es el creador de todo, se nos olvida que ÉL es dador de todas las cosas y que todo lo que existe sobre la faz de la tierra fue hecho y proviene de ÉL.

No podemos caer en afán, nunca. No podemos ni debemos preocuparnos por lo que no hicimos o no vivimos en el pasado, ni mucho menos preocuparnos por lo que el futuro incierto nos traerá.  

Debemos vivir nuestro presente satisfechos con lo que somos y con lo que tenemos, sin que nos robe la paz nuestro pasado o nuestro presente, y la única manera de hacerlo es orando y dando gracias a Dios por todo lo que ha hecho en nuestra vida, por lo que somos y por lo que tenemos.

Si estamos enfermos debemos dar gracias a Dios por su amor y buscar primeramente Su paz y descansar en ÉL, confiados en que Dios se glorificará en nosotros trayendo esa sanidad a nuestra vida.

Demos gracias por nuestra esposa e hijos, demos gracias por nuestro papá y mamá, demos gracias por nuestros hermanos, demos gracias por nuestros demás familiares, demos gracias porque tenemos un lugar donde dormir, demos gracias por tener el trabajo que tenemos o que seguramente en fe conseguiremos en esta semana que empieza, porque cuando nosotros ponemos delante de Dios nuestras ansiedades y afanes, entonces ÉL tendrá cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7).

No podemos menospreciar a Dios en momento de crisis, no.  No nos puede robar la atención el problema, cuando tenemos la maravillosa y poderosa solución al mismo:  Dios nuestro Señor. Por el contrario, tenemos que buscarle a ÉL porque ÉL es nuestro refugio en tiempo de angustia, porque ÉL nos rodeará y con cánticos nos liberará (Salmos 32:9).

Es inicio del día, y como nuestro Señor Jesucristo lo dijo, “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33).

 

Dios les bendiga grandemente.

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