¡Qué feliz y próspero serás!

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Salmos 128:1-4 (NTV)

«¡Qué feliz es el que teme al SEÑOR, todo el que sigue sus caminos!
Gozarás del fruto de tu trabajo; ¡qué feliz y próspero serás!
Tu esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar. Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo alrededor de tu mesa. Esa es la bendición del SEÑOR para los que le temen.”

Esta es una Palabra muy especial, porque nos afirma que Dios nos bendecirá en todos los aspectos. Ante cualquier crisis que pretenda hacer imposible de creer esta Palabra de Dios, es importante recordar que nuestra fe debe ir más allá de nuestra razón, que nuestra fe debe ir más allá de lo que ven nuestros ojos naturales, que nuestra fe debe de ir más allá de lo que escuchan nuestros oídos naturales.

La Palabra de Dios es eterna, pues nos dice que el cielo y la tierra pasarán, más la Palabra de Dios no pasará. Dios cumplirá Su Palabra y la manera en que lo hará siempre nos sorprenderá, siempre superará nuestras expectativas, porque los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos.

Nuestra tarea es creer con el corazón lo que leemos en la Palabra de Dios, no lo que leemos en los periódicos ni escuchamos en los noticieros. Pero ojo, ello no significa que nos encerremos en una burbuja mágica, pretendamos evadir la realidad y nos sentemos a esperar pacientemente; de ninguna manera. Dios es un Dios de orden y ÉL pide diligencia a sus hijos para ser prosperados.

“Pobre es el que trabaja con mano negligente, más la mano de los diligentes enriquece.” (Proverbios 10.4 BDLA)

Dios ya sabe el camino que recorreremos a lo largo de nuestra vida; ÉL ya conoce nuestras necesidades y ÉL va a suplirlas, ÉL va a satisfacerlas abundantemente, ÉL va a suplir todas nuestras necesidades conforme a las riquezas de Su hijo Jesucristo.

«Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.» (Filipenses 4:19 NTV)

Dice la Palabra que Dios va a suplir todas nuestras necesidades, porque como buen Padre Él sabe lo que nos conviene y ÉL no nos va a dar algo que represente un mal para nosotros. Es por ello que muchas veces no recibimos lo que pedimos, porque estamos mal influenciados por un capricho, por una pasión o por un deseo que no obedece precisamente a una necesidad. Nunca olvidemos que nuestras necesidades no son precisamente las necesidades que Dios ve en nosotros.  Inclusive, a veces podemos tener necesidades, pero si las intenciones o los propósitos de nuestro corazón no son los correctos, es un hecho que Dios no las va a suplir.

“Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer.” (Santiago 4:3 NTV)

¿Qué necesitamos hacer para poder recibir lo que pedimos?

Bendecir y dar gracias. Estas son las actitudes que tenía nuestro Señor Jesucristo. Jesús, daba gracias aún por lo poco, y esto hacía que lo poco se multiplicara. Todos debemos saber cómo actuar para que Dios supla nuestras necesidades y seamos saciados.

“Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18 NTV)

Entonces lo primero que hay que hacer para que nuestra necesidad sea cubierta es: bendecir y dar gracias. No menospreciemos lo que tenemos hoy, más bien pongamos lo que hoy tenemos en las manos de Dios y Él lo va a multiplicar. Y por siempre, por siempre, demos gracias a Dios en todo.

Cada día es una nueva oportunidad para que Dios se glorifique de nueva cuenta en nuestra vida, en nuestro matrimonio, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestro negocio.

Dios ya puso su semilla en el corazón de cada uno de nosotros: a Su Hijo Jesús. Ahora nos corresponde hacer que Jesucristo germine en nosotros y que dé abundante fruto, a fin de multiplicarnos en otros, lo que seguramente aumentará la bendición en nuestras vidas.

“Pues es Dios quien provee la semilla al agricultor y luego el pan para comer. De la misma manera, él proveerá y aumentará los recursos de ustedes y luego producirá una gran cosecha de generosidad en ustedes.” (2 Corintios 9:10 NTV).

Tenemos todo para poder declarar bendición sobre nuestras vidas, creámoslo, y Dios multiplicará. Creámoslo, y Dios prosperará.  Creámoslo, y Dios hará.

Dios les bendiga grandemente.

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