¿Vivir sin Dios?

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Rut 1:1-7 (NTV)
En los días en que los jueces gobernaban Israel, un hambre severa azotó la tierra. Por eso, un hombre de Belén de Judá dejó su casa y se fue a vivir a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos. El hombre se llamaba Elimelec, y el nombre de su esposa era Noemí. Sus dos hijos se llamaban Mahlón y Quelión. Eran efrateos de Belén, en la tierra de Judá. Así que cuando llegaron a Moab se establecieron allí. Tiempo después murió Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hijos. Ellos se casaron con mujeres moabitas. Uno se casó con una mujer llamada Orfa y el otro con una mujer llamada Rut. Pero unos diez años después murieron tanto Mahlón como Quelión. Entonces, Noemí quedó sola, sin sus dos hijos y sin su esposo. Estando en Moab, Noemí se enteró de que el SEÑOR había bendecido a su pueblo en Judá al volver a darle buenas cosechas. Entonces Noemí y sus nueras se prepararon para salir de Moab y regresar a su tierra natal. Acompañada por sus dos nueras, partió del lugar donde vivía y tomó el camino que las llevaría de regreso a Judá.”

Como acabamos de leer, es la historia de una familia que sale de su tierra (Belén de Judá) a una tierra desconocida (Moab), iniciando todos ellos un viaje indudablemente sin la compañía de Dios nuestro Señor.

Si nosotros leemos Jueces 21:25 (antes de los versículos que nos ocupan), podremos ponernos en el contexto de que las personas en aquellos días hacían lo que querían, ya que no había rey en Israel. Entonces, porque había hambre en aquella ciudad y porque no había rey en Israel, Elimelec emprendió un viaje sin primero haber consultado a Dios, pagando las consecuencias inevitablemente Noemí, al quedar desamparada de sus dos hijos y su marido.

Por causa de no tomar en cuenta a Dios en su decisión de moverse, no prestaron mucha atención a donde se dirigían, sin haber tomado en cuenta que salieron de Belén que significa “casa de pan” de Judá que significa “casa de alabanza”. Es decir, estaban alejándose de la casa de pan y de la casa de alabanza, para encontrase con la muerte de los varones de la familia.

Veamos otro importante significado en esta historia:

Moab significa fruto ilícito, maldad, idolatría. ¿Y de donde proviene Moab?

Recordemos que Moab es el hijo que tuvo Lot y su hija la mayor cuando salieron de Sodoma y Gomorra (Génesis 19:37), es decir, un hijo que nació a consecuencia de un incesto entre padre e hija.

Al igual como esta familia, en ocasiones tomamos nuestras propias decisiones sin consultar a Dios, o bien hacemos lo que nos venga en gana ante la ausencia de una autoridad. No perdamos de vista una cosa: Si no tenemos rey (Dios) en nuestro corazón, entonces podremos hacer lo que queramos, pero si tenemos rey (Dios) en nuestro corazón entonces necesitaremos siempre buscar el consejo de Dios en todo, ya sea para cambiar de trabajo, de casa, de ciudad, etc.

La Biblia dice:

“Si el SEÑOR no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si el SEÑOR no protege la ciudad, protegerla con guardias no sirve para nada. ” (Salmos 127:1 NTV)

Porque una cosa es que estemos en el evangelio, y otra cosa es que el evangelio este en nosotros. Por esta razón hoy en día muchos de nosotros vivimos una vida en derrota, porque no tomamos a Dios en cuenta para nada.

“…El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene entendimiento…” (Isaías 1:3 RV60)

Dios esta cansado de que su pueblo lo ignore y no lo tome en cuenta.

Hay en la Biblia otra persona que tomó un viaje sin Dios:

“El SEÑOR le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitai: «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto qué perversa es su gente». Entonces Jonás se levantó y se fue en dirección contraria para huir del SEÑOR. Descendió al puerto de Jope donde encontró un barco que partía para Tarsis. Compró un boleto, subió a bordo y se embarcó rumbo a Tarsis con la esperanza de escapar del SEÑOR.” (Jonás 1:3 NTV)

Como podemos leer Jonás estricta y descaradamente desobedeció a Dios. Y pensando que él la podía hacer lejos de la presencia de Dios, se embarcó.

“Ahora bien, el SEÑOR mandó un poderoso viento sobre el mar el cual desató una violenta tempestad que amenazaba con despedazar el barco.” (Jonás 1:4 NTV)

Jonás pensó que se podía esconder de Dios dentro de un barco, así como Adán pensó que se podía esconder de ÉL detrás de un árbol.

Siempre va haber consecuencias –no muy buenas por cierto– cuando no tomemos a Dios en cuenta para lo que nosotros necesitamos hacer. No podemos caminar sin el consejo de Dios nuestro Señor, nunca podremos. Es menester recurrir primeramente ante Quien todo lo sabe, ante Quien sobremanera ya sabe de antemano lo que nos va a acontecer para bien de nuestras vidas, al mediar en nosotros nuestra atención y obediencia para con ÉL.

Y no obstante que ignoraron a Dios, finalmente la misericordia de Dios no se pudo esperar más, y en el caso de Rut la familia regreso a Belén de Judá, donde Rut conoció a Booz y se casó, con quien tuvo un hijo que se llamó Obed.

Recordemos que Obed fue padre de Isaí, quien a su vez fue padre de David, siendo Jesús descendencia del linaje de David.

“…Y oyendo que era Jesús Nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús hijo de David, ten misericordia de mi!..” (Marcos 10:47 RV60)

Y en la historia de Jonás, después de que un gran pez se lo tragó, él clamó a Dios y Dios lo sacó a tierra seca. Recordemos también que el juicio que venía a Nínive nunca llegó, porque Jonás les predicó y Nínive se arrepintió.

Esto es lo que Dios busca hoy en día, un pueblo que busque su consejo, un pueblo que lo ponga por sobre todas las cosas, un pueblo que se humille delante de ÉL para que sane su tierra, para que sane sus vidas. Por esta razón nos fue enviado el Espíritu Santo, para que nos guíe a toda verdad y a toda justicia.

“…Pero cuando venga el Espíritu de verdad, el os guiara a toda la verdad; porque no habla por su propia cuenta, sino que hablara todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir…” (Juan 16:13 RV60)

Pongamos a nuestro Dios por sobre todos y todo. No esperemos a arrepentirnos para que obre Su misericordia sobre nosotros, no. Decidamos sabiamente y volvamos nuestra mirada, nuestra vida, hacia el creador de todas las cosas, el que todo lo sabe, nuestro Dios poderoso y eterno.

Dios les bendiga grandemente.

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