No somos nosotros. ¡Es Cristo!

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2 Corintios‬

“Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí.”

Que impresionantes Palabras le dijo Dios al Apóstol Pablo, a este gran siervo de Dios.

Este Capítulo nos habla de un aguijón que estaba atormentando a Pablo, y recordarán que ya una vez explicamos que los estudiosos de la Palabra mencionaban que al parecer era una enfermedad en sus ojos.  Pero independientemente de ello, al final lo que tratamos de explicar hoy es que lo que muchas veces nos hace vulnerables como personas es precisamente una enfermedad, al igual que a Pablo.

Aquí vemos un claro ejemplo que nadie esta exento de pasar por alguna situación extrema, bueno, ni siquiera un siervo lleno de la unción de Dios como el Apóstol Pablo.

“Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer.” (

Es un gran error pensar que las personas que servimos a Dios somos infalibles, que nunca nos enfermamos, que nunca tenemos problemas, pero aún es más grave que no reconozcamos que necesitamos de Dios. Y ahí es cuando viene la gran confusión en algunos de nosotros y entramos en lucha al ver que lo que predicamos no lo está pasando en nuestras vidas precisamente.

Necesitamos de la gracia de Dios. El Señor nos está diciendo que solo nos debe bastar su gracia. Que es el poder sobrenatural de Dios lo que nos ayuda a hacer aquello que en nuestras fuerzas no podemos.

Dejemos de luchar con nuestras propias fuerzas y rindámonos ante Dios, para que ÉL actúe en nosotros y a través de nosotros con gran poder.

Evidentemente lo que aquejaba a Pablo lo debilitaba en gran manera, tal vez física, emocional o hasta espiritualmente, ya que podemos ver como le pedía a Dios que le quitara ese aguijón.

¿Cual es el aguijón que nos está aquejando y nos está dejando sin fuerzas?

Hay muchos aguijones: los emocionales, los físicos, los económicos y otros más, ustedes pónganles el nombre.  Hoy el Señor nos dice: ¡Bástate en mi gracia!

Entonces, cuando somos débiles, realmente somos fuertes  por el poder de Dios.

Dios les bendiga grandemente.

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