Lucas 12:8-12

>

“Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.”

Vaya que trae grandes verdades esta Palabra!!!

Hace tiempo debí realizar una gestión ante la compañía de teléfonos celulares. Realmente no había mucha gente, pues pocas personas estaban haciendo fila. Cuando llegó mi turno, enfrenté a la persona que me atendería con una sonrisa y un buenas tardes. Sin embargo, la respuesta fue totalmente indiferente y cortante: «Dígame, ¿qué necesita?». Ni siquiera respondió el saludo.

La imagen que me llevé de esta persona realmente fue muy negativa. Recordé de inmediato a un amigo que ya me había comentado del pésimo trato por parte de los empleados de esta compañía hacia el público; sin embargo no le creí. Por supuesto, la pésima imagen me la formé a partir de la atención que recibí. Tuve que vivirlo, tuve que experimentarlo para entonces formarme mi propia opinión.

Medité luego que así suele ser con la iglesia de Jesucristo, con nosotros los seguidores de Cristo.

Todas y cada una de las veces que damos mal testimonio con nuestros actos, realmente lo que estamos haciendo es negar a nuestro Señor Jesucristo delante de los hombres, realmente estamos haciendo que los demás se formen una pésima opinión de Jesucristo, porque entonces los demás pensarán que el cambio o transformación que trajo ÉL a nuestras vidas es una mentira, es una farsa.

Es por ello que el buen testimonio es muy necesario al interior de nuestra comunidad como creyentes, pero mucho más importante hacia fuera con los que no conocen de Cristo.

Testimonio es una declaración o manifestación que hace una persona para demostrar o asegurar la veracidad de un hecho por haber sido testigo de él.

¿Cuál es nuestro testimonio acerca de Jesucristo?

De Jesucristo todos somos testimonio con nuestros hechos, con nuestros actos.

De Jesucristo todos somos testimonio con nuestros pensamientos y palabras que salen de nuestra boca.

De Jesucristo todos somos testimonio para Su honra y gloria.

SI SOMOS TESTIMONIO DE JESÚS EN LA TIERRA, entonces seremos reconocidos delante de Dios en el cielo.

¿Podemos negar a Dios con nuestra vida?

Claro que podemos negar a Dios con nuestra vida, cuando llevamos una vida distante de Él.

Claro que podemos negar a Dios con nuestra vida, cuando le desconocemos delante de los hombres con nuestros actos.

Claro que podemos negar a Dios con nuestra vida, cuando lo ofendemos con nuestras acciones, con nuestros pensamientos, con nuestras palabras.

Claro que podemos negar a Dios con nuestra vida, cuando desconocemos Su grandeza.

Nunca debemos olvidar que Dios nos respalda cuando buscamos vivir en Su voluntad, cuando decidimos hacer de Su Hijo Jesucristo el Señor de nuestra vida.

Siempre habrá quienes cuestionen nuestra vida de fe, siempre; siempre habrá quienes nos hagan la guerra por nuestra vida de fe, siempre; pero eso no importa, porque nosotros sabemos y estamos plenamente convencidos de que en los momentos de mayor crisis, el Señor nos respaldará; de que en los momentos más difíciles de nuestra vida, el Señor nos mostrará cómo responder a los cuestionamientos que la misma vida o que la demás gente nos haga.

¿Qué decía Jesucristo de su testimonio?

Juan 5:31-38 (NTV)
“»Si yo diera testimonio en mi propio favor, mi testimonio no sería válido; pero hay otro que también da testimonio de mí, y les aseguro que todo lo que dice acerca de mí es verdad. De hecho, ustedes enviaron a sus hombres para que escucharan a Juan el Bautista, y el testimonio que él dio acerca de mí fue cierto. Por supuesto, no necesito testigos humanos, pero digo estas cosas para que ustedes sean salvos. Juan era como una lámpara que ardía y brillaba, y ustedes se entusiasmaron con su mensaje durante un tiempo; pero yo tengo un testigo aún más importante que Juan: mis enseñanzas y mis milagros. El Padre me dio estas obras para que yo las realizara, y ellas prueban que él me envió. El Padre mismo, quien me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto cara a cara, y no tienen su mensaje en el corazón, porque no creen en mí, que soy a quien el Padre les ha enviado.”

Nuestro testimonio como seguidores de Jesucristo es muy importante. Debemos recordar siempre que nuestras actitudes y acciones hablan del Dios en el que hemos creído.

Es muy importante que hagamos un análisis a conciencia de nosotros y revisemos cómo pensamos y cómo actuamos delante de los demás, a fin de meditar si a través de nuestras acciones y nuestra boca estamos glorificando a Dios nuestro Señor.

Dios les guarde todos los días de su vida.

Recibe gratis en tu e-mail las reflexiones de El Principio.