Obediencia es honrar a Dios.

>
1 Crónicas 29: 1-3 (RVA)

“Después el rey David dijo a toda la congregación: «Sólo a mi hijo Salomón ha elegido Dios. El es joven e inmaduro, y la obra es grande; porque el templo  no será para hombre sino para Jehovah Dios. Con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios: oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las cosas de bronce, hierro para las cosas de hierro, madera para las cosas de madera, piedras de ónice y de engaste, piedras de turquesa y de diversos colores; toda clase de piedras preciosas y piedras de mármol en abundancia. Además, en mi anhelo por la casa de mi Dios, doy mi tesoro personal de oro y de plata para la casa de mi Dios, además de todo lo que he preparado para el edificio del santuario;…”

A pesar de su errores y situaciones adversas, David siempre propuso en su corazón vivir bajo el propósito de Dios. Para nosotros es muy inspirador leer la Palabra, porque nos muestra cómo eran los hombres y mujeres de aquellos tiempos, con sus virtudes y también con sus defectos.  Algunos permitieron que sus defectos los hundieran, mientras que otros decidieron superar sus defectos o limitaciones, para ir en pos del llamado que Dios les había hecho.

Es por ello que David tuvo que aprender a confiar en Dios.  Precisamente eso es  lo que tenemos que hacer y no confiar tanto en nosotros mismos; el Señor no necesita a gente inteligente, sino gente que aprenda a escucharlo y obedecerlo, estando siempre dispuesta a vivir bajo sus principios. David recibió del Señor la orden de preparar casa para ÉL, y David lo hizo con tanta pasión, al punto que siempre se dispuso a hacerlo bajo la voluntad de Dios.

Nuestra vida se vuelve relevante cuando decidimos hacer la voluntad de Dios. Entonces nuestra esposa, nuestros hijos y las personas a nuestro alrededor se volverán relevantes, porque lo estamos haciendo como Dios lo ha determinado.  Igual sucede con nuestra empresa y todo lo que hagamos o tengamos planeado hacer, pues cuando nosotros diseñamos todo de acuerdo a la voluntad de Dios, entonces también sucederán cosas relevantes en nuestros negocios.

Nuestra vida se volverá relevante en medio de las múltiples opciones que nos presente el mundo, porque quizás nos presente muchas opciones y nos ofrezca mucho dinero, pero es mejor hacer todo conforme a la voluntad de Dios, así esto implique no ganar todo ese dineral que nos ofrecen, pero a cambio tendremos paz y tranquilidad, y estaremos asegurando que esto mismo suceda para nuestras generaciones.

¿Cómo podemos hacerlo todo bajo la voluntad de Dios?

Primero, debemos hacerlo todo con amor. Si algo respalda Dios es cuando lo hacemos todo con el amor de ÉL, no el amor resultante de emociones o sentimientos; porque el amor verdadero viene del cielo, Dios mismo nos da ejemplo de lo que es el verdadero amor (Juan 3:16), el amor es inspiración divina y no nace de emociones o sentimientos entre personas.

Segundo, debemos ser generosos. David comenzó ofrendando lo que tenía, no esperó a tener impresionantes tesoros.  Igualmente nosotros debemos comenzar con lo que tengamos, porque Dios no es escaso y ÉL produce siempre vida. Dios nos dio vida para producir vida, por tanto, no hablemos palabras de muerte, erradiquemos el lenguaje de muerte y más bien recordemos que: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Tercero, debemos hacerlo todo en unidad. Si bien es cierto que Dios le habla a la cabeza, también es cierto que a Dios no le gustan los “Llaneros Solitarios”. Dios no entrega un proyecto a una sola persona para que ésta se gane los honores, sino que cuando Dios le habla a la cabeza en sabiduría y ciencia, entonces Dios mueve a todo un pueblo a juntarse para hacerlo, siendo el poder y honra únicamente para Dios.

La unidad no suma, la unidad multiplica. Tenemos que aprender a vivir en la unidad, erradicando todo espíritu de división.  Recordemos que el poder de Dios se manifestó en los apóstoles cuando estaban unánimes orando juntos.

Quienes anhelemos el poder de Dios sobre nuestra vida, debemos amar la unidad en nuestra familia, nuestro ministerio, nuestra empresa. El poder de Dios se manifiesta en la unidad. Debemos ver lo bueno, lo positivo, construyamos en unidad, porque eso es edificar con el favor de Dios.

Dios les bendiga grandemente.

Recibe gratis en tu e-mail las reflexiones de El Principio.