“– Este vino es formidable – le dijo -. ¡Eres diferente a todo el mundo! Por lo general los anfitriones usan el mejor vino primero, y después, cuando la gente ya está satisfecha y no les importa, les sirven el vino barato. Pero tú has guardado el mejor hasta el final.”
Este pasaje de la Biblia me gusta mucho, particularmente en esta versión de la misma, porque encierra algo que mi padre siempre me decía cuando el vivía: “…si quieres sobresalir de los demás, tienes que ser diferente a los demás…”
Cuando conocí a Cristo realmente conocí la verdadera excelencia, el verdadero liderazgo. Es impresionante como después de más de dos mil años Jesucristo sigue vivo y enseñándonos cómo se debe de actuar en humildad y excelencia para ser el primero en lo que hagamos. Si, lo que sea que hagamos.
La Biblia no registra como un milagro lo primero que Jesús hizo, sino como una señal, y fue precisamente cuando convirtió el agua en vino en las bodas de Canaán. Estoy seguro que muchos conocemos este pasaje de la Biblia, inclusive lo conocemos como “el primer milagro” de Jesús.
Cuando Jesús mandó el vino al maestresala (experto en vino) este último se sorprendió de la excelente calidad del vino, era el mejor vino.
Reflexionemos en esto:
¿Por qué Jesús hizo el mejor de los vinos si ya era prácticamente el final de la fiesta y ya todos estaban ebrios? Porque Jesús no sabe hacer las cosas de otra manera.
El maestresala le dijo al novio “eres diferente a todo el mundo”. Lo que va a diferenciarnos del mundo es la forma en la que hagamos las cosas. Si queremos ser diferente a todos los trabajadores de la oficina o empresa donde estamos, debemos hacer las cosas diferentes; no pidamos que nos traten diferente si no hacemos las cosas de manera diferente.
En lo particular considero que es justo que el que se esmera por hacer lo mejor llegue a tener una mejor recompensa o pago, es justo que el que hace las cosas en excelencia sea considerado para una promoción, pero con lo que nunca he coincidido ni estaré de acuerdo es que promuevan a alguien solo porque tiene muchos años de hacer lo que hace, y mal.
Desafortunadamente el tema de la excelencia al hacer las cosas el enemigo lo ha utilizado para engañar al pueblo de Dios, y mayormente en el tema de servirle a Dios. Todos sabemos que no somos perfectos, que somos humanos y tenemos errores, y que a lo largo de la vida nos vamos a equivocar. Eso nadie lo puede negar y nadie lo puede ocultar. Todos, repito, lo sabemos, y por equivocarse nunca juzgaríamos ni condenaríamos a nadie.
Pero una cosa es equivocarnos cuando le servimos a Dios y otra cosa es servirle a ÉL mediocremente, lastimando almas, engañando, manipulando con la Palabra de Dios.
Y es precisamente en el tema de que “no somos perfectos” o “no hay organizaciones perfectas” en donde algunos nos justificamos cuando nos sentimos aludidos o evidenciados de nuestras desafortunadas conductas o acciones, haciendo nuestro trabajo de manera mediocre, dejando la excelencia a un lado, y haciendo las cosas nada más por hacerlas o maquillando resultados, para no quedarnos atrás o para agradar a nuestros jefes o autoridades, sin pretender siquiera ser tantito diferentes.
Pongamos atención en esto por favor:
El versículo que nos ocupa empieza donde le dicen al novio “eres diferente a los demás”, y así fue, pero el que hizo el vino no fue el novio sino Jesús. por supuesto que Jesús, solo ÉL pudo haberlo hecho!!!
¿Cómo nos ha tratado Jesús? ¿Verdad que nos ha tratado diferente a los demás? Por supuesto que si. Nosotros sabemos por las maravillas tan grandes que ÉL ha hecho en nuestra vida.
Debemos comprometernos a hacer bien todo lo que hacemos para ser diferentes a los demás y ser promovidos por Dios nuestro Señor en todo lo que hagamos.
Efectivamente, Jesús no podía haber hecho un vino de mala calidad, porque ÉL no sabe cómo se hacen las cosas mal, porque Jesucristo no es mediocre.
Jesús sólo sabe hacer lo mejor y Jesús tiene para nosotros lo mejor, por eso cuando vino a darnos vida nos la dio en abundancia. Por eso el Padre para salvarnos no nos dio cualquier cosa, dio a Su Hijo, lo mejor del cielo.
Por ello debemos ser imitadores del Señor, que cuando hagamos las cosas siempre las hagamos lo mejor, que hagamos las cosas de manera formidable para ser diferentes a todos, para que nos identifiquen por nuestra excelencia divina, para que nos digan: ¡Eres diferente a todo el mundo!
Dios les bendiga grandemente.
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