Alma sana, cuerpo sano

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Santiago 5:13-15(RV60)

“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.”

En estos versículos podemos ver necesidades especificas pero también vemos como nuestro hermoso Dios nos dice lo que debemos hacer cuando estemos en aflicción,  enfermos, tristes o alegres, incluso.

Si leemos con detenimiento, esta Palabra nos dice que la oración de fe SALVARÁ al enfermo, más no dice SANARÁ al enfermo. Revisando otras traducciones bíblicas, efectivamente dice sanará o será sano, pero si vamos a la misa Palabra podremos entender que habla de la sanidad del alma:

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3a Juan 1:2 RV60)

“Querido hermano, espero que te encuentres bien, y que estés tan saludable en cuerpo así como eres fuerte en espíritu.” (3ª Juan 1:2 NTV)

En alguna ocasión escuche decir que algunas de las enfermedades que nos aquejan, pueden ser consecuencia del estado en el que se encuentra nuestra alma.  Pensemos, cuando estamos en un gran estrés ¿Qué pasa? ¿Cómo es que el estrés afecta en nuestro cuerpo? La cabeza, el estomago, en fin, se desatan muchos malestares más, y eso, porque andamos sin la paz de Dios.

¿Por qué debemos orar, cantar alabanzas y ser ungidos con aceite? Porque al hacer estas cosas indudablemente nuestro espíritu va a ser alimentado, nuestra alma va ser reconfortada y nuestro cuerpo va a ser sanado.

Al alimentar nuestro espíritu con la oración y la Palabra de Dios nos llenamos de fe, al llenarnos de fe se va todo temor, angustia, amargura, malos pensamientos y al irse todo este estorbo, nuestro cuerpo queda libre para ser sanado!!!

Ahora entiendo porque algunos doctores dicen que cuando una persona padece una enfermedad, sea grave o no, su sanidad depende mucho del estado de ánimo que tenga.

“El corazón alegre constituye bien remedio, más el espíritu triste seca los huesos.» (Proverbios 17:22 RV60)

“El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas” (Proverbios 17:22 NTV)

¿Cómo esta nuestra alma en este momento? ¿Cómo esta nuestro cuerpo? ¿Nos duele la espalada de cargar con emociones? ¿Nos duele el estomago de cargar tanto estrés? ¿Nos duelen los huesos de tanta amargura? ¿Qué pasa con el odio, el rencor, falta de pecado? ¿Hacia dónde se van todas esas emociones?

“Entonces me di cuenta de que mi corazón se lleno de amargura, y yo estaba destrozado por dentro.» (Salmos 73:21NTV)

“Porque te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mi? Espera en Dios; porque aun he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.» (Salmos 42:5 NTV)

La Palabra nos dice que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, nuestro corazón es la habitación de Dios.  Tratemos de estar lo más sanos y dignos posibles para nuestro Dios y Salvador.

Dios les bendiga grandemente.

Erika

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