2 Crónicas 7:14-16

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“Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra. Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a cada oración que se eleve en este lugar. Pues he elegido este templo y lo he apartado para que sea santo, un lugar donde mi nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón.” (2 Crónicas 7:14-16 NTV)

El Señor nos esta llamando a orar, a buscarle con fervor. Estamos en tiempos de crisis, nuestro mundo esta colapsado. Qué es lo que estamos viviendo como nación? Hay tanta hambre y sed de justicia en nuestro país, en nuestra ciudad. Cómo es posible que nuestros hijos estén creciendo entre tanta violencia, abuso y maltrato, no solo físico sino también emocional.

Últimamente me ha tocado escuchar a aquellos que le reprochan a Dios por cada mal acontecimiento, y le cuestionan el por qué ha permitido tanta maldad, hasta ponen en tela de juicio su existencia. Hace algún tiempo escuche una historia donde se le preguntaba a una persona el por qué de la existencia del mal, a lo que esta persona contestaba que el mal es la ausencia de Dios, y así es, el mundo esta carente de la presencia de Dios, las personas escuchan de Dios pero no le conocen.

“Si ustedes son sabios y entienden los caminos de Dios, demuéstrenlo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones con la humildad que proviene de la sabiduría; pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras. Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas. Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad.” (Santiago 3:13-16 NTV)

Como individuos nos hacemos independientes y vivimos nuestra vida como mejor nos parece, actuando en nuestras fuerza y capacidad, haciendo a Dios a un lado. Por supuesto que Dios tiene todo el poder para detener todo lo malo que sucede en el mundo, pero desgraciadamente nosotros no le hemos permitido que ÉL establezca ese poder en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestra nación. Recordemos que ÉL esta a la puerta y llama, depende de nosotros abrirle e invitarlo a pasar a nuestra vida.

La Palabra de hoy nos habla de humillarnos a Dios y ello significa darle la espalda al pecado, confesar y reconocer que le hemos fallado a Dios, que no hay pecado pequeño o grande, al final es pecado y es malo ante los ojos de Dios, por lo que debemos pedir perdón a Dios.

“Abandona tus pecados y deja atrás toda iniquidad.” (Job 11:14 NTV)

“…pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9 NTV)

También nos lleva a que oremos y busquemos su rostro, y ello solo es posible si le buscamos de todo corazón, reconociéndolo como nuestro Rey y Señor, orar es tener ese encuentro con Jesucristo, es buscarle en cada momento, pedirle su consejo y su guía.

“Si buscas el bien, hallarás favor; pero si buscas el mal, ¡el mal te encontrará!” (Proverbios 11:27 NTV)

“Sin embargo, desde allí, buscarán nuevamente al SEÑOR su Dios. Y si lo buscan con todo el corazón y con toda el alma, lo encontrarán.” (Deuteronomio 4:29 NTV)

Y por último nos dice que nos apartemos de la mala conducta. Todos sabemos muy bien en lo que estamos mal, todos sabemos muy bien si estamos haciendo lo correcto o no ante los ojos de Dios. Más que ser sinceros con Dios debemos ser sinceros con nosotros mismos, porque Dios nos conoce y sabe lo que estamos haciendo, a ÉL no podemos engañarle.

Como lo dice la ley de la siembra y la cosecha, nosotros vamos a cosechar lo que sembramos; si sembramos odio vamos a cosechar odio, si sembramos agresión y ofensa cosecharemos agresión y ofensa; nunca pretendamos recibir lo bueno si estamos haciendo lo malo; recordemos que a toda acción corresponde una reacción.

“Pues cada uno es responsable de su propia conducta.” (Gálatas 6:5 NTV)

“Por lo tanto, desháganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaño, hipocresía, celos y toda clase de comentarios hirientes.” (1 Pedro 2:1 NTV)

Si nos humillamos, si oramos, si buscamos a Dios y nos apartamos de nuestros malos caminos, el Señor sanará nuestra nación, solo así nuestra vida será una vida de bendición. Si le damos a nuestro Señor Jesucristo un lugar de honor y de honra en nuestra vida, vamos a despertar los sentidos de Dios, sus OJOS van a estar atentos a nuestra vida y ÉL nos cuidará de todo mal.

“El SEÑOR te libra de todo mal y cuida tu vida.” (Salmos 121:7 NTV)

Los OÍDOS de Dios estarán atentos a nuestra oración y ruego, ÉL va a responder a nuestras peticiones, porque todo lo que pidamos en el nombre de Jesús, Dios lo hará.

“El Señor ha escuchado mi ruego; el SEÑOR responderá a mi oración.” (Salmos 6:9 NTV)

“Los ojos del SEÑOR están sobre los que hacen lo bueno; sus oídos están abiertos a sus gritos de auxilio.” (Salmos 34:15 NTV)

Y su CORAZÓN estará en nosotros, hemos sido escogidos como el templo del Espíritu Santo; cuando Jesucristo llama a la puerta de nuestro corazón y le dejamos pasar, ÉL lo toma como el lugar de su morada, y es entonces que nos hacemos uno en ÉL.

“Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR ».” (Salmos 27:8 NTV)

Debemos hacer un alto en nuestras vidas y empezar por buscar a Jesús, el Hijo de Dios; recordemos que Él es el camino, que ÉL es la verdad, y que Él es la vida!

Dios les bendiga grandemente

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