Salmos 46:1-6, 10-11 (NTV)
“Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar.
¡Que rujan los océanos y hagan espuma!
¡Que tiemblen las montañas mientras suben las aguas!”
“«¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación me honrará. Seré honrado en el mundo entero».
El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros; el Dios de Israel es nuestra fortaleza.”
Este Salmo es un claro ejemplo de como triunfar en Dios y como se manifiesta Su presencia entre nosotros, especialmente cuando hemos vivido experiencias sobrenaturales de ÉL a favor nuestro.
¿Estamos en medio de tribulaciones? Dios nuestro Señor siempre esta ahí para acudir en nuestro auxilio.
Este Salmo nos enseña a triunfar sobre cualquier tipo de dificultad o tribulación, nos enseña de una manera categórica que Dios es nuestra fuerza y nuestro auxilio, que Dios es Todopoderoso para cuidar de nosotros.
Es nuestro deber, así como nuestro privilegio, estar libres de todo temor. Así es, porque la ausencia de temor es evidencia de una conciencia limpia, de un corazón honesto, pero sobretodo de una fe viva en el Señor nuestro Dios, en Su providencia y en Sus promesas.
La Palabra dice que ni terremotos ni inundaciones, ni guerras ni persecuciones, y que aun cuando todos los poderes del mundo conspiren contra nosotros, nunca debemos de temer, pues al final del camino todo acontece para bien para los que amamos a Dios.
“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito.” (Romanos 8:28).
Aunque sean sacudidos los cielos y la tierra, la ciudad de Dios no será conmovida pues Dios está en medio de ella. Dios nos ayudará al clarear la mañana; después de la noche llena de tinieblas vendrá la luz liberadora de Dios a nuestra vida. Mientras nos mantengamos fieles a Dios no habrá poder humano que pueda prevalecer contra nosotros. Como Rey de las naciones, Dios frena la furia y quebranta el poder de las naciones que se oponen a ÉL y a sus intereses en el mundo.
En la Biblia podemos leer como Dios alzaba su voz, la voz de sus truenos, y como los reinos se doblegaban ante Su majestad y Su poder.
Como a Rey de reyes y Señor de señores hemos de reconocer lo grandes y maravillosas que son las obras de Jesucristo en nuestra vida. Hemos de reconocer que sin ÉL nada podemos hacer.
“y entonaban el canto de Moisés, siervo de Dios, y el canto del Cordero:
«Grandes y maravillosas son tus obras, oh, Señor Dios, el Todopoderoso.
Justos y verdaderos son tus caminos, oh, Rey de las naciones…” (Apocalipsis 15:3)
Jesús el Hijo de Dios, el Cordero Inmolado, hace y hará grandes cosas. ÉL hace que se calmen nuestros enemigos y nos dejen de amenazar, y que reconozcan el poder infinito de Dios sobre el de ellos. Por más que se enfurezcan y por más que nos amenacen, será en vano, porque a pesar de toda la maldad impotente de ellos, Dios será enaltecido en la tierra, entre las naciones y no sólo en Su Iglesia sino también en los Cielos.
Todos los creyentes debemos sentirnos triunfadores por dos razones:
La primera, porque tenemos con nosotros la presencia de un Dios de poder, de infinito poder, porque nuestro Dios Soberano del Universo está con nosotros, está de nuestra parte, actúa con nosotros y por medio de nosotros, y ha prometido que nunca nos abandonará. Muchas y malignas huestes pueden estar contra nosotros, pero no tenemos por qué temerles porque Dios está con nosotros.
Y la segunda, porque estamos bajo la protección del Dios de pactos, quien no sólo tiene el poder para ayudarnos, sino que ÉL también se ha comprometido a ayudarnos en Su inquebrantable Honor y Fidelidad.
Dios les bendiga grandemente.
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