Mateo 28:18 (NTV)
“Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.”
El máximo modelo de prosperidad es Jesús, indiscutiblemente. Y prosperidad se refiere a identificar cuál es nuestra misión en la vida y cumplirla cabalmente, conforme a la voluntad y la guía de Dios, no tanto al aspecto material o económico. Desafortunadamente muchas personas se mueren sin identificar su misión, porque tienen una vida llena de pecado y obviamente, pecando no es posible conocerla, pues la única forma de hacerlo es a través de Jesús.
Cuando decidimos seguir a Dios y hacer todo conforme a su voluntad –la cual la mayoría de las veces no es conforme a la nuestra–, sin duda alguna vamos a prosperar. Jesús dedicó toda su vida sólo a cumplir la misión que Dios le había encomendado, su enfoque era siempre hacer la voluntad del Padre y el resultado fue asombroso, pudo entonces completar todo y realizar la tarea encomendada. Dios Padre siempre respaldó en todo a su Hijo y por su obediencia le revistió de poder y equipó con unas características impresionantes, las mismas que hoy están disponibles también para nosotros:
No hay ley más fuerte que la muerte y Jesús la venció; al hacerlo, tomó el mando de las leyes de la tierra y de los cielos para entregárnoslas a nosotros, desde el mismo momento que decidimos seguirlo, obedeciéndolo en todo y comenzando por compartir su Palabra, entonces, ÉL nos respaldará con autoridad:
“En mi nombre echarán fuera demonios” (Marcos 16: 16-17).
No tengamos miedo a los demonios, pues en el Nombre de Jesús somos más poderoso que ellos. Demonio es toda aquella manifestación que va en contra de Dios, (la mentira, el engaño, los homicidios, brujería, etc.) y nosotros tenemos toda la autoridad sobre espíritus demoníacos. Estemos seguros de lo que somos ahora y que tenemos a Cristo en nuestro corazón, pues a Dios no le importa qué clase de personas somos, si no lo que seremos de aquí en adelante.
El pecado de nuestro pasado no lo estemos recordando cada día, saquémoslo en el nombre de Cristo de una vez. Nuestro lenguaje será transformado, hablará palabras de vida, de milagros, de positivismo, pero esto, sólo se le da al que CREE. Dios nos confiará un lenguaje espiritual para comunicarnos exclusivamente con ÉL.
Todo aquel que ora va a vencer, el que ora gana victorias y halla respuestas. Tal vez por el momento no la veamos aún, pero debemos persistir en oración. Nunca dejemos de orar, por difícil que lo veamos, nunca dejemos de hacerlo. Para ejercer autoridad debemos orar todos los días y establecer una comunión completa con Dios.
Dios nos entrega un deseo muy fuerte de adorarlo, de buscar de ÉL, de ir a la iglesia para aprender su Palabra. Dios nos ha regalado el deleite de estar con ÉL y así, aunque hayan problemas y dificultades para llegar a buscar su presencia, ÉL se alegra que persistamos para estar con ÉL.
Busquémosle cada mañana, levantémonos muy temprano a buscar de su Presencia para tener con ÉL esa intimidad y entrega; porque el sólo hecho de llenarnos de ÉL nos va a colmar nuestra vida con el Poder maravilloso del Espíritu de Dios.
Dios nos garantiza que ÉL vendrá a nosotros para coronarnos, vendrá por segunda vez y si nos hemos dedicado a cumplir con su misión en la vida, ÉL vendrá por nosotros y nos llevará a la vida eterna, seremos identificados como un rey, viviremos como reyes, hablaremos como reyes, vestiremos como reyes, tendremos una vida de reyes, para servir y no para ser servido, pero también para amar sólo al Rey de reyes y Señor de señores: Jesucristo.
Las cosas que Dios nos entrega no son insignificantes o pequeñas, ÉL siempre va por lo alto y siempre ÉL nos entregará las más grandes cosas para sus hijos. En la vida no ganan las personas que son más fuertes o más eufóricas, sino las que tienen el favor de Dios, aquel del que Dios tiene misericordia.
Dios les bendiga abundantemente.
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