¡Que bueno es estar cerca de Dios!

>

Salmos 73:25-28 (NTV)
“¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Te deseo más que cualquier cosa en la tierra. Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; él es mío para siempre. Los que lo abandonen, perecerán, porque tú destruyes a los que se alejan de ti. En cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca de Dios! Hice al Señor Soberano mi refugio, y a todos les contaré las maravillas que haces.”
Recientemente estaba aplicando para una posición vacante en mi trabajo mediante un proceso de selección que incluía exámenes, entrevistas, etc. ¿Cuál fue el resultado?, no fui seleccionado. Esto provocó en mí una frustración muy grande, ya que representaba una promoción acompañada de una mejora en la compensación salarial, así como la emoción de entrar en una nueva etapa de desarrollo y nuevos retos qué enfrentar; además, llegar a casa y dar la noticia de este resultado a mi Familia, producían en mí inclusive tristeza y desánimo. La imagen de sus rostros reaccionando a este hecho, invadían mi mente causándome una sensación de desilusión. Lloré…sí, sí lloré. Me sentía inseguro y derrotado. Finalmente enfrenté la situación con mi Esposa y nuestros Hijos, di la noticia y cerramos este capítulo.

A los pocos días, tuve que viajar un par de días fuera de la ciudad para atender unas reuniones relacionadas con el trabajo de mi actual posición y en la noche mientras oraba, mi Esposa me manda un mensaje con solo el texto siguiente: Salmos 73. Y son precisamente estos versículos, del 25 al 28 los que hoy atraviesan mi corazón de lado a lado; esta Palabra que es viva, que es eficaz y que es poderosa me ha hecho reaccionar y voltear hacia arriba diciendo:

¿A quién tengo en el cielo sino a ti? …
¿Qué estoy haciendo al dejarme afectar por lo que mis ojos naturales ven? …
¿En qué momento perdí el fundamento de para quién trabajo? …
¿Por qué dudar si Tú nos enseñas que tus pensamientos no se parecen en nada a mis pensamientos, y tus caminos están muy por encima de lo que pudiera imaginar? (Isaías 55:8 NTV) …

Sin duda tendemos a sentirnos y reaccionar así ante situaciones como ésta, en donde elevamos nuestras expectativas tan alto que, al no darse el resultado que esperamos o que queremos, la caída duele más. Asimismo, permitimos que todo este cúmulo de sentimientos nos invadan ocupando un lugar más alto en nuestro corazón que el que le corresponde solo a Dios robándonos la paz …

Pero: ¡Qué bueno es estar cerca de Dios! …

Porque puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pueden invadirme la desilusión, tristeza, frustración y el desánimo, pueden fallarme las personas alrededor mío, pueden fallarme tantas cosas Señor … pero Tú sigues siendo la fuerza de mi corazón, Tú eres nuestro Señor Soberano, nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre dispuesto a ayudarnos en tiempos de dificultad (Salmos 46:1 NTV). ¡Oh Señor!, ¡cuán grande es tu fidelidad!

Nuestro Señor Jesucristo, pasó también por un momento muy difícil, cuando sudó sangre en el Monte de los Olivos por lo que veía venir en lo natural, pero oraba intensamente diciendo: “Padre, si quieres te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía” (Lucas 22:42 NTV).

Reconozcamos que necesitamos de ÉL, que nos capacite para poder caminar firmes en fe y no por vista; que necesitamos aprender a confiar cada día más en ÉL y en su voluntad … que es buena agradable y perfecta. Porque algo que Dios nunca hará, es faltar a su Palabra; por lo que hoy tengo una nueva perspectiva, he decidido cambiar mi actitud, poner mi esperanza en ÉL y buscarle con todo mi corazón para que se haga su voluntad en mí.

¿Cuál es esa situación que hoy te roba la paz? …
¿Qué te hace sentir inseguro? …
¿Estás orando por ese nuevo proyecto, por la respuesta de un Cliente a esa propuesta económica, por el pago pendiente que aún no recibes? …
¿Estás aplicando a esa nueva posición laboral o buscas una promoción en tu actual trabajo? …

Haz tuya esta Palabra … Apunta tu mirada al cielo, conéctate con Dios, con Nuestro Señor Jesucristo, y declara con fe – que no hay nada más que deseas en la tierra sino a Él … y todo lo demás vendrá por añadidura.

¡Ayúdanos! Espíritu Santo: aviva nuestros sentidos espirituales y que la luz de Cristo brille más cada día en cada uno de nosotros. En el Nombre de Cristo Jesús. Amén.

Dios les bendiga grandemente.

Recibe gratis en tu e-mail las reflexiones de El Principio.