Mateo 27:23-26 (RVR)
“Y el procurador les dijo:
—Pues, ¿qué mal ha hecho?
Pero ellos gritaban aun más fuerte diciendo:
—¡Sea crucificado!
Y cuando Pilato se dio cuenta de que no se lograba nada, sino que sólo se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo:
—¡Yo soy inocente de la sangre de éste! ¡Será asunto vuestro!
Respondió todo el pueblo y dijo:
—¡Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos!
Entonces les soltó a Barrabás; y después de haber azotado a Jesús, le entregó para que fuese crucificado.”
Es un momento crucial lo que nos muestra este pasaje de la Biblia, es precisamente cuando Jesús es sentenciado a muerte. No perdamos de vista esto: Jesús había resucitado muertos, Jesús había hecho milagros y prodigios, más sin embargo, los supuestos sabios de ese tiempo estaban cegados de soberbia y vanidad y no lo tomaron en serio, pues ellos estaban esperando un Mesías con una imagen y estilo diferente. A tal grado, que les pareció más popular el liberar a Barrabás.
Muchos vivimos con la esperanza de que Dios haga algo en nuestra vida, sin embargo no pasa nada, y permítanme decirles que el problema no es Jesús ni su Palabra, sino que no tomamos a Cristo en serio. Si así fuera, entonces obedeceríamos la conducta plasmada en la Palabra de Dios, lo que inevitablemente nos llevaría al éxito que tanto anhelamos.
Muchos se desalientan, no perseveran, pues no toman a Jesucristo en serio, solamente los que perseveran hasta el fin disfrutarán de la bendición. Muchos van a la Iglesia, cantan, leen la Biblia y hasta diezman, pero eso no es suficiente para tomar a Jesús en serio, es importante persistir y persistir hasta alcanzar el favor de Dios por la vida piadosa que llevan, por haber tomado las decisiones correctas y por haber perseverado en ellas.
Dios no es la iglesia donde nos congregamos y el hecho de asistir ininterrumpidamente a ella no implica que seremos bendecidos por ÉL. Debemos decidir entre las dos opciones que presenta la Palabra y que son muy sencillas: la de la vida o la de la muerte; la de Jesús o la de Barrabás. La responsabilidad de nosotros es elegir la correcta.
Nosotros elegimos hacer la voluntad de Dios o actuar en rebeldía, en cualquiera de los dos casos Dios nos seguirá amando, pero sólo en una de ellas podremos activar las bendiciones sobre nuestra vida. Muchas veces preferimos a Barrabás que a Jesús, y es porque en el fondo del corazón no creemos en el evangelio. Nosotros debemos tomar a Jesús en serio, porque lo oculto en nuestra vida no lo ven los demás pero si lo ve Dios.
Dios nos da la oportunidad de que cambiemos nuestra vida. No podemos pasar toda la vida justificándonos, debemos elegir vivir libres de justificaciones. ¿Vamos a seguir buscando a quién echarle la culpa de todo, o vamos a escoger correctamente y asumir nuestra responsabilidad por nuestras decisiones?
A nosotros nos toca empezar a cambiar el destino de nuestra familia y decidirnos por creer que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llega al Padre si no es a través de ÉL.
Dios les bendiga grandemente.
Recibe gratis en tu e-mail las reflexiones de El Principio.