1 Pedro 5:7 (NTV)
“Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes.” Marcos 4:19 (NTV)
“Pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones de esta vida, el atractivo de la riqueza y el deseo por otras cosas, así que no se produce ningún fruto.”
La Biblia nos enseña mucho de cómo podemos manejar las preocupaciones, la ansiedad y cómo cuidar a otros. No podemos evitar que a nuestra vida lleguen circunstancias por más pequeñas que sean, que hagan que nos inquietemos.
El diablo usa toda preocupación para quitar de nuestro corazón la Palabra que ha sido sembrada. Mujeres necesitamos que nuestro corazón sea libre para poder tomar nuestro papel de intercesoras.
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.” (Filipenses 4:6 NTV)
Si bien dice la Palabra que en el mundo tendremos aflicción, no hemos sido creadas para pasar nuestra vida en constante preocupación, Dios nos ha creado para alabarle, para tener comunión con ÉL, es nuestro maestro, así que podemos aprender de Dios como ser intercesoras de poder.
El Señor nos ha creado para buscar primeramente su reino, y así recibir todo por añadidura. No preocuparse no quiere decir que nos valga todo, o que nos sentemos a esperar a que del cielo nos caiga el pan, o que descuidemos a nuestros hijos o a nuestro esposo. No preocuparse significa ocuparse de buscar a Dios, significa poner a Dios antes que nuestros problemas, significa ser agradecidas con Dios en todo tiempo, leer su Palabra y creer ¡Creer!
Recordemos que al que cree todo le es posible, al diablo no le gusta que le creamos a Dios, su labor es destruir, entonces si nos alimentamos de angustia y preocupación, no vamos a resolver nada y si nos vamos a perjudicar a nosotras mismas. ¿Quién no sufre problemas en su organismo a causa de la preocupación? ¿Quién no padece de insomnio? o ¿Quién no come?
Dios nos dice que ÉL vino para que tengamos vida y en abundancia, abundancia de paz, abundancia de salud y, por qué no, también abundancia en la economía.
Dios nos ha dado el don a todas la mujeres para ser intercesoras, somos las que edificamos el hogar, nosotras nos encargamos de cimentar nuestro hogar sobre la roca que es Jesús.
Vemos en la Palabra la hermosa historia de Esther una mujer de oración, se encontraba en medio de un gran conflicto pero ella nunca perdió la compostura e intercedió por su pueblo, logrando el favor de Dios y del rey.
También María y Martha, pero Martha –por su parte– llena de preocupaciones, el afán no la dejó estar quieta y escuchar a Jesús; en cambio María, escogió la mejor parte que es estar a los pies de Jesucristo.
También podemos ver a Deborah mujer profetiza a la cabeza de todo un ejército, el Señor le dio la victoria en aquella gran batalla.
Nosotras decidimos como queremos estar y como queremos vivir, Jesús esta con nosotras, vivamos libres de toda ansiedad y preocupación. Solo Dios tiene el poder de cambiar nuestro lamento en baile, nuestra tristeza en gozo, pero depende de nosotras acercarnos decidir a quién le creemos.
Acerquémonos confiadas al trono de su gracia, debemos estar en la brecha por nuestras familias, y no desmayar. Si Jesucristo nos dice que el cuida de nosotras. así será, porque fuera de ÉL a nadie tenemos.
Hagamos lo que nos toca hacer, interceder; que Jesucristo se encarga del resto.
Dios las bendiga grandemente.
Erika
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