Verdaderos hijos

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Gálatas 3:1-7

“¡Ay gálatas tontos! ¿Quién los ha hechizado? Pues el significado de la muerte de Jesucristo se les explicó con tanta claridad como si lo hubieran visto morir en la cruz. Déjenme hacerles una pregunta: ¿recibieron al Espíritu Santo por obedecer la ley de Moisés? ¡Claro que no! Recibieron al Espíritu porque creyeron el mensaje que escucharon acerca de Cristo. ¿Será posible que sean tan tontos? Después de haber comenzado a vivir la vida cristiana en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos? ¿Acaso han pasado por tantas experiencias en vano? ¡No puede ser que no les hayan servido para nada!  Vuelvo a preguntarles: ¿acaso Dios les da al Espíritu Santo y hace milagros entre ustedes porque obedecen la ley? ¡Por supuesto que no! Es porque creen el mensaje que oyeron acerca de Cristo.  Del mismo modo, «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe». Así que los verdaderos hijos de Abraham son los que ponen su fe en Dios.»

No cabe duda que Dios siempre quiere llamar nuestra atención para obedecerle a ÉL.  Es un hecho irrefutable que si somos rebeldes llevamos siempre las de perder en todo lo que hagamos en nuestra vida, es decir, las grandes tragedias y desavenencias que nos pasan en la vida tienen su origen en la desobediencia.

Muchos de nosotros buscamos a como de lugar el secreto del éxito, es más, acudimos a infinidad de lugares a escuchar conferencias al respecto. Sinceramente no tengo nada en contra de los cursos de superación personal y de estrategias para alcanzar éxito, de hecho yo acudí a muchas conferencias de liderazgo en ese sentido, pero lo que he aprendido en mi vida, como seguidor de Cristo, es que la razón de no lograr grandes cosas tiene su origen en la rebelión o desobediencia a Dios.

La Palabra de hoy nos enseña la importancia de la obediencia en nuestra vida, nos enseña de cómo todas esas valiosas bendiciones que hemos obtenido en nuestra comunión con Dios, las podemos prácticamente perder por nuestra incredulidad, la cual viene como resultado de la desobediencia, haciendo un gran énfasis al importante aspecto del oír con fe.

Es importante entender que una cosa es oír por oír, y otra diferente es hacerlo con fe. Y quien mejor para enseñarnos de la fe que Abraham, quien fue llamado “amigo de Dios” y cuya vida y testimonio es un impresionante desafío para nosotros, vaya que sí.   La fe de Abraham impactó y seguirá impactando al mundo de la fe.

Abraham nunca dudó en obedecerle a Dios y todo lo que ÉL le decía sin pensarlo lo hacía, y precisamente este es el innegable hecho de que la obediencia es el resultado de la fe. Si no le creemos a Dios, nunca en la vida le vamos a obedecer.

La Palabra de hoy también nos recuerda que fue Cristo precisamente quien nos redimió de la maldición de la ley, pues no sólo murió por nosotros, sino que lo hizo en la forma más cruel posible, y es la razón por la cual no debemos nunca olvidar de dónde Dios nos sacó para darnos una vida nueva.  Esta Palabra nos recuerda que al llegar nosotros a Cristo en ÉL somos bautizados, es decir, nacemos de nuevo espiritualmente, nos hace nuevas criaturas.

En esta Palabra encontramos entonces que siendo Cristo nuestro amado redentor, es a ÉL a quien le debemos nuestra libertad, nuestro gozo, nuestra paz, etc., y la única manera de alcanzar ello es corresponder al grande anhelo Dios de que nuestra fe trascienda todo límite.

Ya hemos dicho que la obediencia es resultado de la fe, pero cómo es que se da esto? Veamos cómo opera esta fórmula divina:

Nosotros para ser obedientes necesitamos fe.  La fe viene a nosotros por el oír, y el oír la Palabra de Dios, es decir, nosotros necesitamos ir día con día a la Palabra de Dios y creerla, porque solo de esa manera Jesucristo nos es revelado, y es esa revelación de Cristo lo que nos hace tomar de la fuente inagotable de gracia ese regalo inmerecido de poder en Cristo Jesús, que es lo que precisamente nos transforma y nos hace vivir piadosamente y en obediencia a Dios.

Que tremendo no, para obedecer a Dios necesitamos del poder de Dios!!!

Por esa razón es importante que nuestra fe día con día crezca y se fortalezca, para poder entender que en Cristo somos más que libres, para poder entender que por Cristo hemos ganado el galardón de la salvación y que con ello, si no nos rendimos, podremos mantener nuestro derecho a ser llamados hijos de Dios.

Oremos para que Dios nos fortalezca en nuestra fe cada día más y así, en esa gracia divina, en esa gracia que solo Jesucristo tiene para nosotros, seamos testimonio de obediencia y podamos algún día ser llamados amigos de Dios nuestro señor.

 

Dios les bendiga todos los días de su vida.

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