Relacionarnos con la palabra de Dios

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‭‭Nehemías‬ ‭8:8-12‬ ‭(NVI‬‬)
«Ellos leían con claridad el libro de la ley de Dios y lo interpretaban de modo que se comprendiera su lectura. Al oír las palabras de la ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo les dijeron: «No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al Señor su Dios». Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza». También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo. Les decían: «¡Tranquilos! ¡No estén tristes, que este es un día santo!» Así que todo el pueblo se fue a comer y beber y compartir su comida, felices de haber comprendido lo que se les había enseñado.”
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¡Hermosa es la Palabra de Dios! ¡Nos deleitamos en ella siempre! Cuando la escuchamos en las predicas o la leemos, algunos de nosotros creemos saber versículos de memoria, otros nos podemos jactar de decir que hemos leído la Biblia completa una o dos veces, y cuando alguien esta en algún aprieto, le recitamos los versículos que le pueden alentar y eso es de mucha bendición. !Claro que si!
¿A cuántos nos pasa que podemos leer el mismo versículo muchas veces, y cada que lo leemos el Señor nos muestra cosas diferentes?
Bueno en esta ocasión leía estos hermosos versículos y me detenía en la Palabra para poder comprender, y yo decía: si Señor ya entendí lo que dice, y lo leía y me detenía otra vez ahí, hasta que me puse a investigar el significado de COMPRENDER en el diccionario y resulta que:
COMPRENDER significa ENTENDER, y entender significa ASIMILAR, y asimilar significa RELACIONARSE. Y ahí fue donde me cayó el veinte de lo que ¡Dios nos quiere decir!
¿Cuántos de nosotros tenemos una verdadera relación con la Palabra de Dios? No importa cuanto sepamos de la Palabra, o cuantas veces la digamos a alguien más, lo importante es cómo está nuestra relación con ella.
El pueblo estaba triste, angustiado, llorando, sin ganas de comer. Vaya que conozco estos sentimientos ¿Quién no?
¿Qué pasa cuando somos nosotros los que estamos en aprietos? ¿Dónde quedan todos aquellos versículos que nos sabemos? ¿Verdad que no es lo mismo cuando esta misma Palabra la queremos tomar para nosotros? ¿Verdad que en ocasiones por las circunstancias se nos olvida aquel deleite? Que por causa de la tristeza no podemos comer, y no hablo de lo natural, sino de lo que batallamos para asimilar la Palabra de Dios en nosotros.
Y así como a nosotros nos ha tocado ser ese consejero o esos brazos para otros, así estaban los levitas animando al pueblo de Dios que ya había escuchado la Palabra, pero NO LA HABIAN COMPRENDIDO ¡NO SE HABIAN RELACIONADO CON ELLA! ¡NO HABIAN CREIDO!
Y después nos dice que el pueblo se había ido a comer y beber DESPUES DE HABER COMPRENDIDO lo que se les había enseñado.
Cuando nosotros tenemos una relación con la Palabra de Dios, la hacemos carne en nosotros, se hace viva, no solo es un sentimiento bonito, sino una comunión verdadera.
“¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca!” ‭‭(Salmos‬ ‭119:103‬ (NVI‬‬)‭‭
“Elías se levantó, y comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios.” (1 Reyes‬ ‭19:8‬ ‭NVI‬‬)‭‭
¡El GOZO DEL SEÑOR ES NUESTRA FORTALEZA!
Comamos y bebamos de la Palabra de Dios. Es esa miel dulce para nuestra boca, es ese alimento que nos da la fuerza que necesitamos para vivir cada día.
En lo natural, desayunamos un día y con solo ese alimento no aguantamos todo el día, ni el día siguiente; nuestros cuerpos piden comida y agua cada día, así nuestro espíritu y alma, y solo el Espíritu Santo nos puede dar lo que necesitamos si escudriñamos la Palabra pero sobre todo si la COMPRENDEMOS.
“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí.” (Juan‬ ‭6:54-57‬ ‭NVI)‭‭
Amén, Amén.

Erika

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