Génesis 3:1-5 (RV60)
“La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el SEÑOR Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer:
—¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?
—Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto —contestó la mujer—. Es sólo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”.
—¡No morirán! —respondió la serpiente a la mujer—. Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.”
El día de ayer nos quedamos cuestionándonos en qué pasaba cuando la duda venía a nuestra vida espiritual. Aspecto realmente delicado para nosotros como creyentes.
Cuando tenemos una promesa de parte de Dios, ES PARA QUE LA CREAMOS Y EN PACIENCIA ESPEREMOS SU CUMPLIMIENTO EN NUESTRA VIDA; sin embargo, en ocasiones lo que hacemos es darle más crédito a lo que ven nuestros ojos y escuchan nuestros oídos, permitiendo con ello que otro pensamiento, contrario a lo que Dios nos dijo, vaya en contra de nuestro divino objetivo.
¿Por qué entra la duda a nuestra vida?
Por falta de conocimiento de la Palabra de Dios y por la manipulación de la Palabra de Dios.
“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.” (Mateo 4:1-11 RV60)
Tanto el pasaje que acabamos de leer como el que leímos al inicio de este estudio (Génesis 3:1-5), son un claro ejemplo de cómo Satanás tentó a Jesús en el desierto, y de cómo también tentó a Adán y a Eva en el paraíso.
La gran diferencia en ambos pasajes, es que JESÚS JAMÁS DUDÓ PORQUE CONOCÍA PERFECTAMENTE LA PALABRA DE DIOS, utilizándola como una poderosa arma de defensa; por el contrario, Adán y Eva SI DUDARON ante el engaño y manipulación de la serpiente, respecto de lo que Dios les había ordenado, cayendo entonces en tentación del enemigo.
“Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la palabra de Dios.” (Efesios 6:17 RV60)
Satanás se ha encargado de sembrar duda en los hijos de Dios, utilizando personas quienes usan las misma Palabra de Dios y la manipulan, de tal manera que ENTRA LA DUDA en nuestras vidas.
Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, ÉL es eterno y por eso uno de los más grandes anhelos de nosotros como hijo de Dios es alcanzar la salvación y, en consecuencia, la vida eterna. Lo lamentable es que cuando PERMITIMOS QUE ENTRE LA DUDA A NOSOTROS, al igual que EVA, prácticamente estamos pretendiendo “HACERNOS IGUAL A DIOS PONIÉNDONOS EN UN MISMO NIVEL DE AUTORIDAD Y CONOCIMIENTO”, y de esto debemos tener mucho cuidado, porque recordemos que esto fue lo que ocasionó su expulsión del paraíso.
Y así fue, CUANDO EVA VIO LA OPORTUNIDAD DE SER COMO DIOS, entonces el fruto del árbol “le pareció bueno”.
ESCUCHEMOS ESTO CON DETENIMIENTO: siempre que PERMITIMOS QUE ENTRE LA DUDA a nuestro corazón respecto de nuestra fe, entonces “EL FRUTO NOS EMPIEZA A PARECER BUENO”, y es cuando EMPEZAMOS A MIRAR HACIA EL PECADO. Los pecados que antes nos parecían aberrantes, AHORA NOS PARECEN NORMALES, y una vez que son normales, CON EL TIEMPO PASAN A SER DESEABLES, y cuando son deseables, ENTONCES CAEMOS EN ELLOS; y todo esto inició por una sola razón: LA DUDA.
Tengamos en cuenta que EL ENEMIGO NO PUEDE HACER NADA POR SÍ MISMO. Todo depende de nosotros si permitimos entrar o no la duda a nuestra mente y esto solo pasa cuando NO conocemos de la Palabra.
“Entonces comprenderás lo que significa temer al SEÑOR y obtendrás conocimiento de Dios. ¡Pues el SEÑOR concede sabiduría! De su boca provienen el saber y el entendimiento.” (Proverbios 2:5-6 NTV)
Continuará…
Dios les bendiga grandemente.
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