¡No dudes!

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Génesis 3:1-5 (RV60)
“La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el SEÑOR Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer:
—¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?
—Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto —contestó la mujer—. Es sólo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”.
—¡No morirán! —respondió la serpiente a la mujer—. Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.”

Mi esposa y yo hemos caminado durante 17 años de matrimonio. Hoy en día podría decir que han sido 17 años de luchas y batallas donde ha habido triunfos y derrotas, vaya que si. Pero los últimos 12 años de matrimonio yo diría que los hemos vivido de victoria en victoria, pero no porque no hubieran habido luchas y problemas, sino porque hace 12 años le permití a Jesucristo entrar en mi vida, y entonces empezó a ordenarse mi vida (y seguimos en ello todos los días, claro está).

Durante este tiempo he aprendido que como padre, como cabeza de familia, he debido venir ordenando mi vida en cuatro aspectos importantes (y sigo en ello, repito):

PRIMERO, EN LO PERSONAL, reconociendo a Jesús como mi cabeza y ordenando todo en mí: mis hábitos, costumbres, tradiciones, ideas, etc..

EN SEGUNDO LUGAR, COMO MATRIMONIO, ejerciendo mi honroso papel como cabeza de mi esposa (y vaya que ha sido un recorrido de amplio aprendizaje) el cual, una vez aprendido a amarla como la amo, lo demás ha resultado mucho más fácil enfrentar y resolver.

EN TERCER LUGAR COMO PAPÁ, tratando de ejercer (OBVIO, CON LA AYUDA DE MI ESPOSA) la grande responsabilidad que conlleva disciplinar en amor a nuestros hijos, tratando siempre por todos los medios de hacerlo con nuestro ejemplo.

EN CUARTO LUGAR, COMO SIERVO DE DIOS. Dios me ha enseñado que predicar su evangelio no significa las muchas Palabras que pueden salir de mi boca, sino más bien significa actuar, accionar, SIEMPRE EN EXCELENCIA, porque es para PAPÁ DIOS.

Y a lo largo de todas estas etapas que les platico, he aprendido que en todas ellas siempre existe una constante: TOMAR DECISIONES. Y tomar decisiones no es fácil, ustedes no me dejarán mentir.

Lo complicado de tomar decisiones no radica en tomar buenas o malas decisiones, sino más bien radica en tomar DECISIONES CORRECTAS, y para ello es necesario tener de cerca al mejor Consejero, a Quien todo lo sabe, al Experto, al Maestro, a nuestro AMADO SEÑOR JESUCRISTO; y esa consejería a la que me refiero solo puede tener lugar si mantenemos una auténtica y estrecha relación con ÉL, porque si no es así, no podremos tenerla con Dios Padre.

¿QUÉ NOS LLEVA A ALEJARNOS DE CRISTO Y A TOMAR DECISIONES EQUIVOCADAS EN NUESTRA VIDA?

LA DUDA. La duda es sinónimo del DESCONOCIMIENTO de la Palabra, la duda es sinónimo de FALTA DE FE, la duda es sinónimo de desobediencia a Dios.

Seguramente es conocido por todos el desenlace del dialogo que hemos leído en esta Palabra del día de hoy, entre Eva y satanás. Fue precisamente el enemigo quien sembró la duda en Eva respecto de lo que Dios les había ordenado a ella y Adán; sin embargo, ambos cayeron en el engaño, ambos dudaron de lo que Dios les había dicho.

¿QUÉ ES LA DUDA?

No hay nada más angustiante en la vida de una persona que la duda. Vaya que es cierto. Según el diccionario “duda” significa: “suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia.”

Cuantos matrimonios se han destruido por la semilla de la duda, cuantas empresas, negocios y proyectos se han venido abajo por la semilla de la duda, cuantos ministerios han claudicado por culpa de la semilla de la duda.

Luego entonces, duda es una lucha entre dos pensamientos, la duda se puede presentar en cualquier momento en que debamos tomar decisiones en nuestra vida, ya sea en aspectos personales, familiares, laborales o de negocios. En fin, todos, de una u otra manera, hemos experimentado duda en nuestra vida.

Pero qué pasa cuando la duda nos llega en el aspecto espiritual. ¡CUIDADO! Porque lo único que busca el enemigo es MENGUAR NUESTRA FE y nuestras creencias en Dios a través de la duda.

Continuará…

Dios les bendiga grandemente.

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