Job2:21-23 (RVA)
“»Trata, pues, de llevarte bien con Dios; reconcíliate, y por ello te vendrá prosperidad.
Toma, pues, de su boca la instrucción y pon sus dichos en tu corazón.
Si te vuelves al Todopoderoso,
serás edificado…”
Hoy en día entre los jóvenes existen pensamientos que fluyen alrededor de importantes decisiones: saber con quién van a iniciar un noviazgo, saber con quien van casarse, saber qué carrera van a estudiar, etc.; y aunque no podemos negar lo importante de tomar sabias decisiones respecto a todos estos temas –pues al fin y al cabo serán determinantes en el futuro de los jóvenes– es trascendental saber cuál es la decisión más importante para todos ellos: nuestra amistad con Dios.
Cuando tu joven te conviertes en amigo de Dios, ÉL te mostrará cómo tomar sabias decisiones para que no te equivoques al escoger, ya sea la persona que será tu cónyuge, ya sea la profesión que realmente te conviene, ya sea el escoger a los verdaderos amigos. En otras palabras, para ser sabios, escoger lo correcto y tener un futuro de bendición, es necesario entablar una amistad sincera con Dios.
¿Qué es la amistad?
Es un afecto personal puro y desinteresado, compartido con otra persona, que se va fortaleciendo con el trato.
El contexto de esa definición toma certeza, sabiduría absoluta y te aparta de cometer equivocaciones en la vida, cuando estas cerca de Dios y para ello es necesario conocerlo bien. Así cuando venga una amistad incorrecta o una tentación del enemigo, podrás guardar fidelidad a quien amas primeramente, y que es verdaderamente tu amigo: Dios.
La amistad con Dios es algo invaluable, que exige todo de nosotros y que debe ser permanente. Nunca debe depender de circunstancias o conveniencias o estados de ánimo. La amistad con Dios no da lugar para compromisos con personas o situaciones que nada tienen que ver con Dios; la amistad con Dios no es un asunto de simpatías es un asunto de compromiso y entrega absoluta.
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4 BDLA)
Esta palabra nos advierte en cuanto la amistad con el mundo y lo que realmente podemos recibir de él. El Señor es radical, si verdaderamente tú quieres ser amigo de Dios, entonces, tienes que apartarte de las cosas del mundo y cambiar tu mentalidad, seguramente unos tendrán que dejar amistades, otros sus vicios etc., para no seguir fallándole a Dios.
Hoy esta Palabra es para Ti joven, sí es posible agrada al Señor. La promesa está en esta Palabra que hoy estamos meditando, se trata de que vuelvas a Dios.
Dios te bendiga grandemente.
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