Salmos 95:1-7 (NVI)
“¡Vengan, cantemos al SEÑOR!
Aclamemos con alegría a la Roca de nuestra salvación.
Acerquémonos a él con acción de gracias.
Cantémosle salmos de alabanza, porque el SEÑOR es Dios grande,
un gran Rey sobre todos los dioses.
En sus manos sostiene las profundidades de la tierra
y las montañas más imponentes.
El mar le pertenece, pues él lo creó;
sus manos también formaron la tierra firme.
Vengan, adoremos e inclinémonos.
Arrodillémonos delante del SEÑOR, nuestro creador,
porque él es nuestro Dios.
Somos el pueblo que él vigila,
el rebaño a su cuidado.
¡Si tan sólo escucharan hoy su voz!”
Hoy es el día de ir a la casa de Dios. Vayamos a su presencia con acción de gracias. Alabémosle sin más ni más, no hay pretexto ni se requiere circunstancia propicia para hacerlo, solo hace falta un corazón dispuesto y humilde.
El Señor Jesús es el Hijo de Dios. ÉL es grande, ÉL es bendito por siempre. A ÉL se ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra. ÉL es nuestro Dios y debemos alabarlo. ÉL es nuestro Salvador y autor de nuestras bendiciones. La iglesia es su rebaño. Cristo es el buen pastor de las ovejas; ÉL las busca cuando están perdidas y las trae a su redil.
Cristo convoca hoy a su pueblo. Vayamos con gozo a alabar a nuestro Maestro, a nuestro Señor, a nuestro Salvador.
Dios les bendiga abundantemente.
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