«Aparta mi vista de cosas vanas, dame vida conforme a tu palabra. Confirma tu promesa a este siervo, como lo has hecho con los que te temen. Líbrame del oprobio que me aterra, porque tus juicios son buenos. ¡Yo amo tus preceptos! ¡Dame vida conforme a tu justicia! Envíame, Señor, tu gran amor y tu salvación, conforme a tu promesa. Así responderé a quien me desprecie, porque yo confío en tu palabra. No me quites de la boca la palabra de verdad, pues en tus juicios he puesto mi esperanza. Por toda la eternidad obedeceré fielmente tu ley. Viviré con toda libertad, porque he buscado tus preceptos. Hablaré de tus estatutos a los reyes y no seré avergonzado, pues amo tus mandamientos, y en ellos me regocijo. Yo amo tus mandamientos, y hacia ellos elevo mis manos; ¡quiero meditar en tus decretos! Acuérdate de la palabra que diste a este siervo tuyo, palabra con la que me infundiste esperanza.»
Agradezcamos a nuestro hermoso Padre porque suya es la plenitud y la creación.
Agradezcamos a nuestro hermoso Dios por Su bendita gracia dada a nosotros a través de Tu precioso Hijo Jesús. Sin la gracia de Jesús, quién, cómo o cuándo? Nadie. Solo tu gracia nos permite vivir piadosamente y en excelencia para poder agradar a nuestro Padre Eterno.
Agradezcamos a nuestro hermoso Dios por permitirnos aprender lo que no se debe de hacer.
Agradezcamos a nuestro hermoso Dios por mostrarnos las terribles consecuencias de no vivir bajo Sus estatutos, de no vivir bajo Su sombra.
Agradezcamos a nuestro hermoso Dios por todo lo que somos y por todo lo que tenemos.
Agradezcamos a nuestro hermoso Dios por Su infinito amor y diaria y renovada misericordia.
Agradezcamos a nuestro hermoso Dios para que lo venidero sea de ÉL y para ÉL.
Acudamos hoy a la casa de nuestro hermoso Dios, acudamos hoy a nuestra iglesia a agradecerle en Su casa con adoración, honra y alabanza!!!
¡Hoy es el día del Señor!
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