“¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del SEÑOR está su deleite, y en su ley medita de día y de noche! Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera.”
Dios conoce por su nombre a los que son suyos, pero nosotros hemos de conocerlos por su carácter, el cual se nos presenta aquí mediante las normas que Dios a escogido para vivir piadosamente delante de ÉL.
El hombre piadoso no anda en consejo de malos; es por ello que apartarse del mal es el primer paso por el que comienza la sabiduría. La persona piadosa se somete a la dirección de la Palabra de Dios, y se familiariza con ella.
Todos los que nos deleitamos en la Palabra de Dios vayamos prestos y convencidos a la casa de nuestro amado Rey, postrémonos delante de ÉL y pidamos sabiduría y busquemos sobretodo ser bienaventurados para gozar de Su favor y de Sus bendiciones.
Hoy es el día, hoy es tu día Hermoso Señor nuestro Dios.
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